La historia del sello en México
En México Prehispánico, se desarrollaron niveles de conocimiento muy altos, por ejemplo los avances en astronomía eran superiores a los conocidos en Europa. La arquitectura tiene su apoteosis en los Teocallis. Lo mismo aconteció con las leyes, las artes, el comercio, la agricultura o la medicina.
Los sellos se conocían en México antes de la llegada de los españoles, según pruebas de carbono los ejemplares más antiguos que tenemos datan del año 1000 A.C. Y se han encontrado en el Valle de México, en el centro de Veracruz y en Chupícuaro, en el estado de Guanajuato.
Los primeros sellos en México, fueron elaborados con barro, eran esculpidos con figuras de animales, plantas, estrellas, Hellas o partes de cuerpo. Estos eran entintados con tintas vegetales de plantas y raíces.
Los sellos en la época colonial
En España los sellos más utilizados eran hechos de oro, plata y bronce, se colocaban en una tipo cera llamada hispánica, donde el color rojo y blanco eran reservados para los reyes de España.
El Virrey de Nueva España podía usar un sello llamado de indias, como un solemne medio para validar documentos, el cual permitió la comunicación escrita
con los nuevos territorios, pero también la representación del monarca.
Desde el siglo XVI se observaba en los sellos reales la distinción entre mayores y menores, según la solemnidad del documento, cuando un magnate concedía un favor o un regalo, donaba un territorio, un privilegio, se mandaba a escribir sobre un pergamino, en el que firmaban los cortesanos y se sellaba con cera como garantía de autenticidad.
Sellos de goma vulcanizados en México
Derivado de enorme nobleza del caucho. Los sellos en el México del siglo XX, fueron fabricados mayoritariamente con caucho. Las primeras vulcanizadoras que se usaron se calentaban con mecheros de gasolina. Existía una persona que se encargaba de formar palabras en una caja. Arriba de estas letras de metal se colocaba el caucho, y se metía a las planchas calientes de metal, las cuales al hacer presión y con el calor, marcaban el caucho. De esta forma se obtenía un sello el cual se montaba tradicionalmente en madera.
El proceso de fabricación de los sellos de goma era considerado un secreto industrial, la única forma de acceder a este conocimiento era laborar en un taller, el cual después de mucho tiempo podía compartir
algo el conocimiento. El negocio del sello empezó a ser muy lucrativo conforme el país empezaba a industrializarse.
Elaborar sellos vulcanizados era muy económico sobre todo si se toma en cuenta que solo se le colocaban letras, pero para el caso de requerir logotipos había que hacer un molde en metal y esto incrementaba los costos. Por lo que debían conservarse los logotipo de Instituciones importantes, para poderlos reutilizar como molde en futuras ventas.
Conforme el sello caucho se afianzaba en México, en los E.U, se empezaron a patentar nuevos sellos, tal fue el caso del Foliador Bates, quien hizo su aparición en el año de 1892, la importancia de este sello es que marcaba números consecutivos de forma automática, además tenía un cojín integrado que facilitaba sellar sin tener que estar entintando de forma separada. Tal vez este fue uno de los primeros antecedentes de los sellos automáticos quienes como veremos tuvieron su auge a finales del siglo XX.
A principios del siglo XX, uno de los primeros talleres de sellos de goma vulcanizada que se establecieron en la Ciudad de México, fue el de Luis Mosser. No solo fabricaba sellos de goma, también daba mantenimiento a foliadores, vendía puños de madera, consumibles para fabricar sellos de goma, tintas indelebles. Contaba con un catálogo que permitía escoger el grabado que requería cualquier cliente.
¿Cuál ha sido la evolución de este sistema de marcaje manual?
Los primeros sellos de caucho tal y como se conocen hoy en día datan del siglo XIX, y eran bastante simples en comparación con las versiones modernas. A continuación, se describen algunas características típicas de los sellos de caucho de esa época:
Montura de madera: La montura del sello solía ser de madera, proporcionando un agarre cómodo y firme al usuario. La madera se cortaba y se tallaba para adaptarse al tamaño y la forma del diseño del sello. La montura también podía tener un mango o una parte superior plana para facilitar su uso.
Placa de caucho vulcanizado: La placa de caucho, que contenía el diseño del sello en relieve, se fabricaba a partir de caucho vulcanizado. La vulcanización, inventada por Charles Goodyear en 1839, mejoró las propiedades del caucho, haciéndolo más duradero, elástico y resistente.
Diseño grabado: Los diseños de los sellos de caucho del siglo XIX solían ser relativamente simples y menos detallados que los de hoy en día, debido a las limitaciones en las técnicas de grabado y la calidad del caucho disponible. Los diseños incluían texto, números, logotipos y otros símbolos básicos.
Entintado manual: En lugar de contar con un mecanismo autoentintable o preentintado, los sellos de caucho requerían que el usuario aplicara tinta al sello utilizando una almohadilla de tinta separada. Esta almohadilla de tinta solía ser una caja plana que contenía una esponja o un tejido impregnado de tinta. Este manera de trabajar sigue presente en nuestros dias y no ha cambiado nada.
Desde el siglo XIX hasta nuestros días, las técnicas para fabricar sellos de caucho han experimentado mejoras significativas, tanto en términos de eficiencia como de calidad. Algunos de los avances más notables en la fabricación de sellos de caucho incluyen:
Materiales: A lo largo de los años, se han desarrollado y mejorado diferentes tipos de caucho y polímeros para su uso en sellos. Estos materiales permiten una mayor durabilidad, resistencia y calidad de impresión en comparación con los primeros sellos de caucho vulcanizado.
Procesos de fabricación: Los procesos de fabricación se han vuelto más avanzados y automatizados, lo que ha permitido una mayor eficiencia y precisión en la producción de sellos de caucho. Por ejemplo, la fabricación de moldes de caucho se ha beneficiado de la tecnología de control numérico computarizado (CNC) y la impresión 3D.
Grabado láser: La introducción de las máquinas láser en la década de 1990 permitió la producción de sellos de caucho con diseños más precisos y detallados. El grabado láser es un proceso no mecánico que utiliza un haz de luz para grabar el diseño en la placa de caucho, lo que resulta en una mayor precisión y calidad de la imagen en comparación con las técnicas de grabado tradicionales.
Sellos autoentintables y preentintados: En la década de 1950, se introdujeron los sellos de caucho autoentintables, que incluían una almohadilla de tinta interna y eliminaban la necesidad de utilizar una almohadilla de tinta separada. Los sellos preentintados, por otro lado, tienen la tinta impregnada en la placa de caucho, lo que permite un proceso de estampado limpio y sin manchas.
Diseño asistido por computadora (CAD): El uso de software de CAD en la creación de diseños para sellos de caucho ha facilitado la creación de imágenes y texto más precisos y personalizados. El diseño digital también permite una mayor flexibilidad y adaptabilidad en la creación de sellos personalizados.
Monturas y mecanismos: Se han desarrollado diferentes tipos de monturas y mecanismos para sellos de caucho, incluidas monturas de plástico, metal y diseños ergonómicos. Estos avances han mejorado la durabilidad, facilidad de uso y versatilidad de los sellos de caucho.
En resumen, los sellos de caucho del siglo XIX eran dispositivos sencillos y funcionales, compuestos principalmente por una montura de madera y una placa de caucho vulcanizado con un diseño grabado. Aunque carecían de las características y funcionalidades avanzadas de los sellos modernos, estos sellos de caucho desempeñaron un papel crucial en la estandarización de la marca y la identificación en el ámbito empresarial. Y las técnicas para fabricar sellos de caucho han mejorado considerablemente desde entonces, incluyendo avances en materiales, procesos de fabricación, grabado láser, sistemas de entintado, diseño, monturas y mecanismos más avanzados. Estas mejoras han aumentado la eficiencia, calidad y versatilidad de los sellos de caucho en comparación con los primeros modelos del siglo XIX.